sábado, 3 de enero de 2015

La web 2.0: Una herramienta interactiva

Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) son, desde finales de los años 90, motores de cambio a escala mundial. En la actualidad, forman parte de nuestro día a día, permitiéndonos desarrollar aspectos como la interactividad y la participación.

Atendiendo a la definición que la Real Academia Española (RAE) hace sobre el concepto de interactivo y las palabras derivadas de él (como interacción o interactividad); encontramos que la interacción es definida como la acción que se ejerce recíprocamente entre dos o más objetos, agentes, fuerzas, funciones, etc. Por su parte, interactivo, dispone de dos definiciones, la segunda de ellas, específicamente centrada en el lenguaje informático, atendiendo a lo siguiente: “Dicho de un programa: que permite una interacción, a modo de diálogo, entre el ordenador y el usuario; y la interactividad, es definida como cualidad de interactivo”[1].  Entre otros actores que delimitan y con su aportación, enriquecen el término interactividad, destacamos la aportación de Lladó y Atenas (2010: 351), quienes la definen como “proceso, acción o influencia mutua o recíproca entre dos fenómenos, factores o sistemas…”. Cabe destacar en esta definición la reciprocidad del concepto, que denota un carácter beneficioso para las partes que interactúan.

La web 2.0 fue definida en el año 2004 por Tom O’Reilly[2] como aquella que permite la participación e interacción entre diversos usuarios/as. Se trata de la participación de diferentes agentes en la creación de contenidos. Se diferencia de la web 1.0 porque permite al usuario interactuar, participar y ser el protagonista del contenido expuesto, mientras que en la anterior versión únicamente era espectador. 

Ambos conceptos, interactividad y web 2.0, van de la mano, pues su relación se hace imprescindible. El cóctel de ambas permite al usuario navegar por la web a través de herramientas. Posiblemente, la web 2.0 en su nacimiento no supiese de esta necesidad, y haya sido consciente de la misma en su evolución.

Debemos tener en cuenta un factor primordial y caracterizado por ser beneficiario esencial y último de la interactividad: el usuario. El sujeto y las comunidades en las que se “mueve” han permitido que la web 2.0 haya ido adquiriendo ese carácter interactivo. El contacto del usuario con el mundo virtual es esencialmente interactivo, haciendo uso de programas y aplicaciones de manera participativa y a través del intercambio. Actualmente es impensable su irrevocabilidad o desaparición, pues no se concibe la navegación en la web sin interactividad, no se concibe, por ejemplo, realizar una búsqueda on-line y no encontrar respuesta.

El dinamismo de la web 2.0
Lo que hace interesante a la web 2.0 son los elementos que la configuran: blogs, redes sociales, wikis, webs interactivas y podcasts. En todos estos elementos, la característica principal y común es la inclusión de contenido. Cada una de estas herramientas dispone de un contenido y éste es dinamizado de manera diferente. Para ello requiere de la interacción del participante, quien en última instancia es quien va configurándolo. En palabras de Lladó y Atenas (2010: 339), “cada uno de estos elementos que configuran la web 2.0 es parte de una cadena y pueden trabajar de manera independiente, pero son mucho más interesantes si se conjugan en su trabajo, ya que amplían las probabilidades de obtener nuevos resultados[3].

 Papel de la interactividad en la innovación educativa
Si nos centramos en el nivel educativo, hemos de destacar la existencia de nuevos ambientes o espacios de aprendizaje, que involucran tanto a actores y actrices humanos como tecnológicos, así como a las condiciones particulares del proceso de enseñanza-aprendizaje y sus objetivos, lo cual nos permitirá llegar a crear una situación educativa concreta. Una innovación curricular es un proyecto, programa, tarea o actividad que de forma programada se está realizando en una etapa educativa de forma novedosa y que puede suponer una mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje (Sevillano, 2011)[4]. Cuando se emplean tecnologías digitales, estos nuevos ambientes permiten adecuar la situación educativa al espacio y tiempo propiciado por esos recursos, así como dimensionar los cambios que acarrean en maestros, alumnos, instituciones educativas y sus comunidades.

La realidad nos hace ver que lo comentado en el párrafo anterior queda muy didáctico reflejado en la teoría pero no es real en la práctica, sino que muchos profesores, como dice Aparici (2010:13) “utilizan las nuevas tecnologías para seguir reproduciendo viejas concepciones pedagógicas”, (…) mientras que los propios jóvenes, fuera del aula, colaboran en las redes sociales utilizando un paradigma solidario y colaborativo donde cada uno puede ser participante y coautor de todo el proceso”. Esto nos muestra que la enseñanza va retrasada en el uso de las Nuevas Tecnologías respecto del nivel de uso de las mismas en el que se encuentran los alumnos.

Kaplún (2011:57) siguiendo a Freire y reforzando así su postura, apuesta por la educación dialógica, valorando el diálogo como motor de cambio de la realidad. Si esta educación es tenida en cuenta por la educación actual, como debería serlo, buscará y apostará por el papel activo de los educandos en la construcción de su propio conocimiento. Esto supone una crítica a la educación basada solo en quien enseña, la pasividad de los estudiantes que ésta genera y el sentido unidireccional de la enseñanza que imposibilita el diálogo. Freire es partidario del establecimiento de una relación recíproca entre los sujetos que interactúan, de manera que la transmisión de la información sea colectiva. Así pues, critica la relación que aún hoy se da en muchas aulas y la práctica que con elementos innovadores queremos eliminar. Se trata de la docencia que siguen ejerciendo los profesores/as con el uso de los medios convencionales de comunicación: el profesor/a es el emisor, quien transmite el mensaje y lo transmite al alumno/receptor. Freire nos invita a que en todo acto comunicativo, sea cara a cara o mediatizado por una tecnología, se produzca un acto de encuentro y de reciprocidad entre todos los que participan de ese canto comunicativo (Aparici, 2011: 13).

Debemos tener en cuenta que uno de los elementos característicos de la web 2.0 es el principio de democratización de la cultura. Todos los recursos que encontramos en la web 2.0 se desarrollan en la filosofía de la cooperación y la participación y se elaboran entre todos. Un ejemplo de ello es un blog convertido ahora por su creadora en web (http://www.aulapt.org/) en el que compartir y descargar material sobre adaptaciones curriculares. Son muchos los colaboradores y muchos más los que descargan su contenido para utilizarlo en sus clases. Como este, son muchos los existentes, creando a su vez una gran red de recursos. Entonces, creemos que, cada uno/a, desde sus necesidades, conocimientos y procedimientos a llevar a cabo, educativamente hablando, debe incorporar, progresivamente, este tipo de recursos en su quehacer didáctico. Mediante ellos y junto con la colaboración de los estudiantes aprenderemos a colaborar y crear proyectos de participación que fomenten la interacción.



[2]      Lladó y Atenas, 2010: 337.
[3]      Santacana, J., y Martín C. (2010): Manual de Museografía Interactiva. Gijón: Trea
[4]      Guía didáctica de la asignatura Diseño, Desarrollo e Innovación del Currículum:  http://serviweb.uned.es/conversorpdf/index.asp (consultado el 04-12-2011).
Imagen extraída de: queaprendemoshoy.com


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